Ser un gran barista es mucho más que ajustar la temperatura del agua o preparar unos sofisticados cafés con leche. Todos esos detalles son importantes para disfrutar de un café verdaderamente especial, pero se trata de habilidades que puedes adquirir mientras trabajas.

Nuestra entrevista con Fefe Schillagi, gerente de un café, es el ejemplo perfecto de lo importantes que son las habilidades blandas para ser un excelente barista. Su afabilidad y pasión por el servicio al cliente le llevaron de su primer trabajo como barista a un puesto de dirección en menos de un año.

Para animarte a seguir el mismo camino que Fefe, hemos preparado algunos consejos esenciales que te ayudarán a empezar tu carrera como barista. 

Don de gentes = gran barista

Sí, como barista debes poseer un conjunto de cualidades muy específicas que te permitan preparar cafés de gran calidad de forma rápida y constante. Sin embargo, se trata de habilidades que puedes asimilar muy rápidamente en tu puesto de trabajo. Puede parecer complicado, pero cuando has preparado innumerables capuchinos y cortados, acabas interiorizando el proceso.

Todas las competencias técnicas que necesites como barista las puedes adquirir en los primeros meses en tu puesto. Pero lo que tu jefe no podrá enseñarte es a ser una persona extrovertida y a hablar con la gente. La competencia transversal más importante que todo barista debe poseer es el don de la palabra y un interés real por los demás. 

Para muchas personas, el primer contacto social del día es con el barista de su café local. Por lo tanto, debes aprovechar esa oportunidad para ayudar a tus clientes a empezar su jornada con buen pie.  

No solo debes prepararles una deliciosa taza de café a su gusto, también deberás servirla con una sonrisa. Si se trata de un cliente habitual que pide el mismo café todas las mañanas, deberías saberlo de antemano y empezar a prepararlo nada más saludarle. Si tienes tiempo, pregúntale cómo le va e intenta conocerle un poco mejor. Ese servicio con un toque personal fideliza a los clientes y les anima a volver una y otra vez.

Los baristas suelen tener clientes habituales y esa atención al detalle puede hacer maravillas. Este tipo de clientela puede considerarse un equipo de marketing no remunerado que le hablará a sus amigos de ti.   

Mantén la limpieza

Granos de café desparramados por la encimera, manchas de café aquí y allá, restos de azúcar esparcidos por la barra de autoservicio… Un café puede convertirse en un local increíblemente desordenado en un instante, especialmente durante la hora punta de la mañana o después de comer. Una de tus tareas como barista consiste en controlar ese desorden para que el local siempre esté reluciente.

Esto puede ser todo un reto, porque lo normal es que en este tipo de cafés solo exista un empleado, especialmente si se trata de un local donde los pedidos son para llevar. Si eres el único barista, tendrás que gestionar tu tiempo inteligentemente. Debes encontrar la manera de servir a todos los clientes a su debido tiempo y lograr que el local esté siempre presentable. 

Cuando lleves algunas semanas en el puesto, sabrás cuáles son los periodos de mayor y menor actividad de cada turno. Aprovecha los momentos más tranquilos para realizar las labores de limpieza en lugar de estar sin hacer nada esperando a que aparezcan los clientes. No pasa nada si aprovechas parte de ese tiempo para leer algo, pero solo deberías hacerlo si has terminado con todas tus tareas y el local está impecable.

Casi todos los pequeños accidentes que suelen producirse en los momentos de más actividad pueden solucionarse cuando tengas más tranquilidad. Pero si alguien derrama un café entero en el suelo, debes ocuparte de ello de inmediato. ¡Hay que evitar que otro cliente resbale o que el perro de alguien se lo beba! Si esto ocurre, explícale amablemente al cliente que debes ocuparte del café derramado y que le atenderás enseguida.   

Una vez hayas recogido todo, ofrécele otro café sin coste al cliente que lo derramó. Mantén contentos a los clientes, aunque hayan sido ellos los causantes del problema. 

Cuídate

Cuando la mayoría de la gente piensa en el trabajo de un barista, se fijan en las habilidades y la destreza que debe poseer para realizar bien sus tareas. Estos aspectos son los que definen la labor de un barista y lo diferencian de la persona que prepara los cafés en un restaurante o bar. Sin embargo, es probable que muchos no piensen que el trabajo de barista sea física y mentalmente exigente. Y sí que lo es. 

Si pretendes trabajar de barista, deberás pasar largos turnos en un espacio reducido y a menudo en solitario. Los turnos habituales de un barista suelen ser de unas 6 horas, por lo que trabajarás mucho tiempo a solas. Para algunas personas, esto no supone un problema, pero si prefieres trabajar como miembro de un equipo, esto puede resultar un reto importante. 

Por ese motivo, deberías estar lo más en forma posible, pues pasarás la mayor parte de tu turno de pie preparando café. Este tipo de trabajo puede ser agotador para las piernas y la espalda, por lo que siempre es buena idea estirar antes y después de cada turno para evitar lesiones.  

Aparte del desgaste diario, un café presenta otros peligros potenciales. Al trabajar con líquidos, el suelo puede volverse bastante resbaladizo detrás de la barra. Es importante estar pendiente de esto y limpiar cualquier líquido que se haya derramado para evitar problemas. 

No solo trabajas con líquidos, estos además están a altas temperaturas. Si no manejas la máquina de café con sumo cuidado, puedes acabar quemándote con el café o la leche caliente. Para evitarlo, debes trabajar siempre a un ritmo tranquilo y seguro, sin importar cuántos clientes estén esperando. 

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Trabajar de barista es una buena forma de incorporarse al sector de la hostelería. Si te apasiona el café y te encanta ofrecer un gran servicio a los demás, este podría ser el trabajo ideal para ti. ¡Echa un vistazo a las ofertas de empleo de barista disponibles en Hosco y encuentra un gran trabajo en el mundo del café!